Descubrí el Urban Sketching en 2013, durante un taller impartido por Bruno Molliere, autor del libro, la perspectiva en el Urban Sketching. (Editorial Gustavo Gili).
Desde entonces, siempre llevo en mi bolso, un pequeño cuaderno y un rotulador. Así, aprovecho cualquier momento y cualquier lugar para dibujar: en la calle, en el transporte público, o en una sala de espera.
Cualquier ocasión vale, pues dibujar me genera una sensación de bienestar personal y de relajación.